Utilizamos el término Cisne Negro (Black Swan) cuando nos referimos al suceso de un hecho improbable e imprevisible , cuyas consecuencias son importantes y todas las explicaciones que se puedan ofrecer a posteriori no tienen en cuenta el azar y sólo buscan encajar lo imprevisible en un modelo perfecto. Suele utilizarse para referirse a acontecimientos de consecuencias catastróficas pero también puede utilizarse en aquellos sucesos que han tenido consecuencias positivas como ha sido la aparición de internet. El ejemplo mas practico de un Cisne Negro es el 11-S y sus consecuencias.
Un “cisne negro” es pues un hecho fortuito que tiene una gran repercusión (gran impacto) con unas probabilidades prácticamente imposibles de calcular en base a la información disponible antes de ser percibido; y un efecto impredecible con consecuencias inesperadas.
Gestionar los “cisnes negros” al realizar un análisis de riesgos, sea del tipo que sea, es crucial. Hay que considerar todo lo posible y dejar fuera aquellos sucesos/amenazas, que por su poca probabilidad de ocurrencia (o por su extrema complejidad de cálculo) queden fuera del ámbito del estudio. Inventariar los “cisnes negros” es muy importante y explicar razonadamente su exclusión para tenerlos en cuenta en caso de que cambie su probabilidad de ocurrencia en el futuro es la clave del éxito.
Si ocurre un suceso poco probable pero de un gran impacto que no esté contemplado en el análisis de riesgos, la conclusión será que no se había ejecutado bien. Que un arquitecto proyectase un rascacielos diseñado con la capacidad de aguantar el impacto de un avión en su estructura nos parecía un sinsentido antes del 11 de Septiembre de 2001.